viernes, 7 de junio de 2013
jueves, 7 de marzo de 2013
El lobo y el circo
Madre yo no soy la fiera del circo que aparenta dormida.
Tú que conoces todos los instantes del
equilibrio
recuérdame
el nombre, la fecha de los auxilios. Los accidentes.
Ahora
que confundo el hilo de los recuerdos
y el
correo niega hasta el último de los mensajes.
Todos
los días abro los brazos
como
un agujero así de grande
por
donde se me escapa un montón de cosas.
Cada
uno inventaría sus puentes para saberse loco
mientras
yo sólo reclamo una llanura para mis peces atrapados.
Sé que
debo luchar.
Perdona
mi falta de fe
si en
este instante suenan débiles mis palabras.
Si
tuviera al menos la incomprensión
pero
ni tus súplicas al cielo hacen trampas.
Nadie
tiene la culpa,
el
mundo no puede cobijar más excepciones.
Vivimos
tan llenos de rencor
que ya
no quedan simulacros a la venta.
Cada jornada
es la página perdida,
no la
última de consignas y discursos.
Acosa
el hambre, pero aún me sostiene la luz.
Odio
al lobo de los cuentos
por
cometer errores, enormes, tremendos.
Noticia
primera
¡Charlot,
si le dieras un zapatazo al mundo...!
Si de
repente alzara vuelo la noche desde el estómago del mar
pero
continúa hipnotizado aquí en mis pulmones
donde
vienen a beber los pájaros.
O si
de repente alzara vuelo el mar desde mis pulmones
como
una paloma más
y la
noche se ahuyentara dejándome sin nada.
O si
fuera esa peregrinación de banderas desatadas
hasta
la altura de un cañonazo que se encoge de hombros
hablara
ecos
alimentara
el clima de recuerdos
rezara
el orgullo de cien naufragios
y me
visitara la Virgen María.
Si el
mundo como todo el mundo fuera mundo
y no
esa pompa que cambia de dueño...
Mañanero
MAÑANERO
En amor, uno y uno son
uno.
Jean Paul Sartre.
Despertar con tu piel es un paseo
por los campos de mi país,
dulzura de maíz tierno tejido entre
guayabos perfumados.
La humedad de tu ciénaga evoca los exordios mejor
guardados.
Me sumerjo y absorbo toda la
frescura de la mañana que penetra
entre los balaustres de la ventana.
Envueltas con el ir y venir de
locos retozos al viento
profundas ráfagas desvelan versos saltos
de agua
colores entre lo que doy y lo que
queda
de aquella savia joven en busca de
aventuras.
Los rizos de la piel toda enajenada
por el huracán de mis labios
luce su cadencia de carnaval
mestizo por el malecón habanero.
Amalgama de cuerpos febriles, sed
de tentaciones.
Sudor y ritmo de conga callejera. Ritmo
y sudor contagioso.
Lujuria voraz. Abismos. Espiral de
frenesí.
Explosión de fuegos de artificio
sobre El Morro
erguido en la boca estrecha de la
bahía.
Apagar esta hoguera imagina todo un
pecado mortal,
la negación del delirio coqueteando
al infierno.
Exhaustos, apenas ya, se resiste la
coda
a la miel sobre los cuerpos, un
mismo todo.
Somos los que anidamos ecos tras el
silencio
sin nada más para volver sobre las
cenizas del fuego
sedientos al sol por los campos de
mi país.
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