MAÑANERO
En amor, uno y uno son
uno.
Jean Paul Sartre.
Despertar con tu piel es un paseo
por los campos de mi país,
dulzura de maíz tierno tejido entre
guayabos perfumados.
La humedad de tu ciénaga evoca los exordios mejor
guardados.
Me sumerjo y absorbo toda la
frescura de la mañana que penetra
entre los balaustres de la ventana.
Envueltas con el ir y venir de
locos retozos al viento
profundas ráfagas desvelan versos saltos
de agua
colores entre lo que doy y lo que
queda
de aquella savia joven en busca de
aventuras.
Los rizos de la piel toda enajenada
por el huracán de mis labios
luce su cadencia de carnaval
mestizo por el malecón habanero.
Amalgama de cuerpos febriles, sed
de tentaciones.
Sudor y ritmo de conga callejera. Ritmo
y sudor contagioso.
Lujuria voraz. Abismos. Espiral de
frenesí.
Explosión de fuegos de artificio
sobre El Morro
erguido en la boca estrecha de la
bahía.
Apagar esta hoguera imagina todo un
pecado mortal,
la negación del delirio coqueteando
al infierno.
Exhaustos, apenas ya, se resiste la
coda
a la miel sobre los cuerpos, un
mismo todo.
Somos los que anidamos ecos tras el
silencio
sin nada más para volver sobre las
cenizas del fuego
sedientos al sol por los campos de
mi país.
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